lunes, 10 de junio de 2013

INSOMNIO

En las noches de insomnio, la mente se despeja, se analizan todas las posibilidades y se contempla el sabor dulce del silencio en medio de la oscuridad. El mundo descansa. Puedo imaginar algunas (o muchas) caras conocidas desveladas por el fin del semestre o porque el facebook no los deja dormir. Mi insomnio va más allá: a veces creo que es un castigo del destino por mi arrogancia pueril de hace algún tiempo en que me enorgullecía alardear de que dormir era cosa de débiles, una pérdida de tiempo. Por otro lado, veo mi insomnio como una oportunidad de encuentro con  yo; sí, con yo, porque si dijera conmigo sería compañía y al estar a solas no me siento acompañado, tan solo estoy yo. Nadie más. Es una lucha constante para sacar provecho de ese encuentro singular, de tener una visión más amplia del mundo y del no mundo que nace en mi mente a partir de esas voces que le relatan historias a mi  interior. No hay salida. El ventilador gira con fuerza cada vez, de forma que acurruca mi cuerpo para entrar en la danza con Morfeo, y mientras esto pasa, imagino que Juanito escucha estas palabras pronunciadas por mis pensamientos y acompañadas por la luz de mi teléfono dándome en el rostro. Tú, Insomnio que me robas el sueño para regalarme los sueños. No sé si amarte u odiarte, pero mientras existas, estaré esperándote cada noche, cuando el ruido se apague, las luces hagan silencio y el ventilador se detenga y empiece a girar en la dirección contraria.

2 comentarios:

  1. Oh insomnio, bendito, que nos haces volar a situaciones extrañas, que nos haces pensar en miles de soluciones a nuestros pensamientos y que nos hace volar a estar en compañía de quien anhelamos oh bendito insomnio, compañero fiel en infinidad de noches, oh bendito insomnio.

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    1. El insomnio, amigo poeta y soñador incansable. Cómplice nocturno y culpable de ojeras. Confidente de silencios y de páginas encontradas y rescatadas.

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