viernes, 10 de octubre de 2014

SE ALQUILA POETA UNA NOCHE

Estaba sentado en mi silla, la de siempre, mientras el viento cantaba las alegres melodías que pueden escucharse entre la bruma densa de la noche y entre el ulular de un búho escondido tras la espesa vegetación de la montaña que, dulcemente, abrazaba mis sueños como si se tratase del más dulce calor materno.

Un libro entre mis manos, el título no lo recuerdo, pero sí el sabor amargo del tabaco en mis labios como tantas otras noches solitarias de poeta; de ese tipo de poetas que pasan inadvertidos ante la gente mas no ante la naturaleza y el cielo, quienes son y han sido los más fieles testigos del nacimiento de mis versos, estos, tan simples y llenos de sueños, de esperanzas y anhelos; que luchan cada noche por cantar las maravillas cotidianas que aunque invisibles, resultan interesantes y perturbadoras en el oído y el alma de aquellos quienes nunca se han alquilado para soñar, ya por falta de sueños, ya por sueños descalzos. 

La noche en silencio y el silencio de fiesta, los versos en paz y la paz en guerra. A lo lejos una luz tenue, reflejada en los ojos de la princesa del sueño y de la noche. Avanzaba hacia mí con una velocidad semejante al color verde del prado en las mañanas y con un aroma a cielo húmedo que penetraba mi ser y se desplazaba por mi piel acariciándola suavemente, y yo, seguía aún con mis manos ocupadas: en una, el tabaco; en la otra, el libro; y en la otra (porque esa noche recuerdo que tuve tres manos) sostenía la impaciencia de ver el rostro de aquel sueño bañado de luna. Ya estaba cerca, tanto que pude ver mis ojos en los suyos y sentir en mi rostro el calor de su ya agitada respiración. Su cabello liso se desbordaba de su cabeza para caer caprichosamente en mis hombros y aferrarse a mi cuerpo como las raíces de un gran árbol en la tierra. No tuve más remedio que callar aunque el silencio me gritaba. Su mirada, profunda por naturaleza, me obligaba besarla.

Nunca supe quién era, ni su nombre, ni siquiera su voz. Pero aquella noche el verso se transformó en carne y los segundos en placer, aunque este viviera tan solo en mis sueños.

De nuevo, esta noche, sentado en aquella silla, la de siempre, quise cambiar el libro por una pluma, y con el sabor amargo del tabaco en mi boca, cantar lo que hace lunas pasó, mientras el viento cantaba y un búho se escuchaba ulular a lo lejos.

viernes, 3 de octubre de 2014

VERSOS DE PUTA

Quizá el lupanar se encuentra en silencio
porque esta noche ha muerto la más puta
aquella de pechos grandes y piernas sabrosas
aquella que todos miraban pero nadie quería

aquella a quien en lo oscuro los hombres tenían
y ella como niña lloraba en silencio
recordando tantas noches marchitas
fingiendo sonrisas y falsos orgasmos
vomitando de asco y odiando esa vida

pero eso no era lo que los hombres creían
la veían bailando y botando sus ropas
veían en su rostro esa falsa alegría
todos deseaban tenerla entre piernas
y ella anhelaba acabar con su vida

pero aún se recuerda la noche de antaño
en medio de copas y caros cigarros
el hombre de traje negro sentado en un banco
mirada profunda y dientes muy blancos

quien se acercó muy lentamente a la puta
y con su índice le rosó los labios
y aquélla sintió un espasmo en su vientre
y como nunca deseos de amarlo

de tomar en sus manos el rostro
de aquel extraño de dientes muy blancos
con sabor a tabaco en su boca 
con sabor a deseo en sus labios

esa noche ellos se amaron
se entregaron al placer sin medidas
se entregaron al placer de los dioses
se olvidó ella que él era un extraño
se olvidó él que ella era una puta

de ahí en adelante se siguieron amando
cada noche cada instante por haberle besado los labios
por haber sentido el latir de su pecho
por haber nacido en medio del llanto

pero noches y lunas pasaron
ella se enamoraba en silencio
y él se burlaba de tan tonta chiquilla
pocos años tenía su vida
muchas noches su pesadilla

él se alejó de sus sueños
ya no visitaba su cama
nunca conoció sentimientos
ni quiso ver más allá de las sábanas

esta noche el lupanar se encuentra en silencio
porque han encontrado un cuerpo desnudo y frío en la cama
con una nota en papel de baño que decía
esta noche no muere una puta

esta noche muere una mujer que ama

sábado, 13 de septiembre de 2014

QUIERO...

Quiero aprender el mapa de tu cuerpo
quiero que mis labios te sepan de memoria
quiero que mis dedos escriban en tu piel
los versos que te cuento en esta historia.

Quiero tomarte despacio de la mano
y caminar con vos en medio del campo
con el sol dando muy suave en el rostro
y vos preciosa con un vestido de encanto

Quiero soñarte esta noche y las que siguen tenerte cerca y contemplarte 
hacer de tu cuerpo mi templo donde con ternura yo venga a adorarte...

SOLO QUIERO...

Hay noches en que solo quiero conversar
en que añoro el encuentro de vos conmigo
en que anhelo tu oído atento y tu sonrisa tierna tus palabras suaves y tus manos bellas

Hay días en que no me importa nada,
y solo quiero el silencio absoluto de mi casa
donde mis pasos no sean disturbio 
de alguna lectura atenta o una idea furtiva mientras la lluvia abraza mi enorme melancolía

una tristeza eterna por saberme desolado, no por mis silencios no porque el mundo me piensa en un claustro
sino porque siento que no soy tan amado, que mi conversación no hace falta, ni los besos de mis labios,
ni los versos que hoy escribo
ni mi presencia, ni mi llanto.

Hay tardes en que me siento marchito
en que mis raíces creen secarse y en que mi silencio es más que un grito 
que me asfixia muy despacio
que me ahoga así en secreto
que me tiene desolado
que me niega ese espacio
para sentirme un hombre amado.

Hay noches en que no quiero sexo
en que quiero tu silencio tus caricias
tus abrazos en que escuchar latir tu pecho es mejor que mil orgasmos
en que verte o pensarte a los ojos es lo que he añorado, es tan solo un sueño que ha nacido de este llanto que yo llamo soledad...








jueves, 11 de septiembre de 2014

El silencio, la cocoa y su mirada...



El silencio era absoluto, tanto que ensordecía la habitación de aquella cabaña que se asemejaba a un retrato en sepia, era como estar viendo a través de una ventana que exhibía el pasado. El olor a tierra húmeda podía percibirse mezclado con aquel aire frío, con aquella sensación que producía estar ahí, sentado en una vieja silla de madera, tecleando algunas ideas que parecían nacer por sí mismas, sin mucho aspaviento, sin mucha murmuración, era como una relación subliminal entre la mente de aquel hombre y los movimientos acompasados de sus dedos al contacto con la laptop frente a la ventana más grande de aquella sala de estar. 

Las ideas empezaban a mezclarse unas con otras, al ritmo del viento que soplaba con fuerza. Él cerraba sus ojos como intentando ver los ojos de aquello que hacía de su cabeza un maromero, de aquello que lo tenía ahí sin tener claro el porqué, pero que parecía atormentarlo minuto a minuto como si estuviese poseído por mil demonios y en ese preciso instante todos ellos quisieran puyarlo por dentro con el tridente de Satanás.  

Sus piernas empezaron a moverse con rapidez, más la derecha que la izquierda, era una manera de ir liberando energía de aquella bomba que quería explotar esa noche en medio de la montaña. Sus brazos estaban apoyados en el borde de un deteriorado escritorio de cedro, cuya superficie, áspera, vieja, tosca, torturaba la piel del hombre ensimismado y absorto en medio de sus pensamientos, como aquella ocasión en que Narciso fue víctima de sí.

Un movimiento de cabeza, girando de un lado a otro,  intentando disminuir la tensión que aprisionaba su cuello; sus ojos, con un resplandor extrañamente distinto, se abrían y cerraban despacio, como queriendo enfocar una realidad que solo en su mente parecía ser.

        Siempre ha sido difícil la particular existencia del yo singular y único como debe ser, y no ser parte de la raza de los yo plurales, que se asemejan a la producción masiva de productos en el mercado actual, todos son iguales, pero siempre hay quienes añoran ser más iguales que otros, como los cerdos de Orwell. 

El silencio se fue tornando particularmente especial, en él, empezaron a mezclarse unos pasos suaves sobre la madera de aquella cabaña. Él seguía inerme de lo que pudiere haber fuera de su caverna platónica, los sonidos habían desaparecido, el entorno se reducía rápidamente a medida que avanzaba en su escritura, sus manos traducían al lenguaje de los hombres aquellos pensamientos nacidos de la fuente del Olimpo, brotando con la suavidad del anhelo de encontrarse con su alter ego y hacer con su vida lo que cualquier sensato que estuviera en su lugar haría, mirar directamente el alma de quien estuviese de frente, y esperar a que las sensaciones físicas empezaran a manar tan solo para concertar una cita silenciosa sin mediación de palabra alguna, donde el ser supera el idioma y las miradas son capaces de desnudar el ánima de aquellos que han nacido predestinados por el laberinto cósmico a hacer de sus yo singulares algo más que su esencia semántica per se.

Una mano derecha puso a su lado una taza color turquesa que expelía un aroma delicioso a cocoa caliente; casi ipso facto, una mano izquierda se deslizó lentamente por su hombro mientras unos labios tibios, quizá por algún sorbo adelantado de la cocoa, le rozaron la mejilla y lo hicieron estremecerse al sacarlo abruptamente del sendero que seguían sus palabras. Sin decir nada, cerrando los ojos, dejó de escribir por un instante para poder corresponder la caricia que le hacían, el simple encuentro de dos manos que al encontrarse decidieron quedarse quietas.

Ella intentó leer lo que proyectaba la pantalla del computador, pero él, con sutileza, interrumpió aquel acto reflejo natural al clavar sus ojos castaños en el brillo de aquella mirada que le provocaba el revoloteo de las mariposas amarillas de Aureliano en sus meras entrañas mientras estaba preso de una extraña soledad compartida. Ella lo sabía, sabía lo que pasaba con él en ese preciso instante, por lo que sus mejillas, bellas por naturaleza, empezaron a sonrojarse rápidamente mientras las comisuras de sus labios dibujaban una sonrisa que causaba el mismo efecto que si hubiese tirado un puñado de arena en medio de las mariposas. Sus corazones, sincronizados por el aceleramiento, latían con estrépito, a la vez que las mariposas de él se trasladaban imperceptiblemente hacia ella, él sabía que eso sucedía. Ambos sonrieron, como dos niños bobos avergonzados ante aquel instante. No pronunciaron palabra alguna, como si comprendieran que hay momentos en que el lenguaje de los hombres sobra y se ha de dar paso al lenguaje del alma, ese que es capaz de hacer comprender al menos entendido y de hacer sentir a los corazones de piedra. 

Ella se sentó en los regazos de él, mientras le acariciaba con su dedo índice la punta de la nariz sin quitarle la mirada de encima, la sensación del revoloteo se multiplicaba más mientras sus corazones, cual corceles salvajes galopaban a toda prisa queriendo ser uno con el prado extendido bajo sus pasos. Él quiso besarla, pero se sentía intimidado ante la presencia de ella, ella lo sabía, y quiso decírselo ahí, pero su voz, que se quiebra fácilmente y tiende a desaparecer cuando los nervios son tales que hacen que las manos suden y su respiración se dificulte, no pudo. Él, que tenía su mano tímidamente apoyada en la pierna de ella y utilizando solo los dedos índice y medio de su mano derecha, le acarició un pómulo, y empezó a juguetear como escribiéndole un poema en la piel. Ella cerró los ojos, dejó de pensar y empezó a sentir. A cada movimiento podía sentir con los cinco sentidos; sus ojos, cerrados al mundo, veían todo aquello que tiempo atrás había deseado; su tacto buscaba sentir la piel de aquel hombre que la hacía sentir todo como si fuera nuevo; sus oídos, escuchaban atentamente las melodías del silencio que aquella noche deleitaban su alma; su olfato, conectado con su cuerpo entero la hacía respirar profundo para sentir el aromaque él particularmente  tenía y que a ella tanto la atraía; cuando quiso enfocarse en la sensación del gusto, abrió los ojos y fue ahí cuando observó, como en cámara lenta, cómo él se le acercaba para besarla, y de nuevo, los cinco sentidos hacían gala con ella, las mariposas importadas la estremecían una y otra vez, mientras deseaba con todo su ser hacerse una con él, su cuerpo lo pedía, su alma lo añoraba y su corazón escribía atento cada uno de esos detalles que se iban desentrañando ahí, en los regazos de él, sobre la vieja silla de madera, en la cabaña en sepia, con el aroma a tierra húmeda en aquella habitación helada. 

Él tomó la taza de cocoa que ella le trajo, ya estaba un poco fría, la bebió de un trago. Se levantaron de la silla. Él la tomó de mano, pudo sentir el sudor de ella. Empezó a desnudarla lentamente, sus manos temblaban nerviosas, uno a uno fue desabrochando los botones de la blusa color azul  oscuro que llevaba puesta, no podía dejar de mirarla. Ella seguía con los ojos cerrados, haciendo algunos gestos con su rostro. Él, continuó desnudándola, primero el broche del jeans, luego, muy despacio, 

bajó la cremallera, apoyado en los costados del pantalón empezó a bajarlo poco a poco hasta dejarla solamente con las bragas color menta y semitraslúcidas puestas. De nuevo, sus dedos quisieron acariciarla. Su índice empezó un recorrido lento por el rostro de ella, bajando por su cuello, hasta llegar a sus pechos, ahí, empezó a juguetear muy delicadamente con los pezones, a penas y los tocaba, mientras con la yema del dedo lo rodeaba con la misma ternura que minutos antes la había besado. Ella se estremecía. Él la deseaba. La mano de él siguió bajando muy despacio por el vientre de ella. Se detuvo a la altura del ombligo. Siempre tuvo una atracción especial por esa parte del cuerpo, se le acercó aún más. Ella, al sentir el calor de la respiración de él, se estremecía aún más. Él la besó muy suave alrededor del ombligo, sus manos aprovecharon para empezar a deslizar suavemente y hacia abajo la única prenda que cubría la piel de aquel ángel atrapado en el cuerpo de una mujer preciosa. Estaban ahí, él, completamente vestido y ella, desnuda, preciosa, perfecta, con los ojos cerrados, como un lienzo puro sobre el cual se escribiría el verso más hermoso. 

Él se incorporó; la tomó del rostro, con las dos manos, con la ternura plena con la que ha de tratarse algo creado con material tan fino y de manera tan perfecta. La besó. Ella se dejó besar. Él la quiso entre sus brazos. Ella quiso querer estar en los brazos de él.

De nuevo, el silencio era absoluto, tanto que ensordecía la habitación de aquella cabaña que se asemejaba a un retrato en sepia, era como estar viendo a través de una ventana que exhibía el pasado, pero esta vez, el calendario indicaba que el tiempo había pasado.

De pronto, con un movimiento brusco, él despertó, vio a su lado y no había nadie junto a él. Su corazón estaba muy agitado. Miró de reojo el reloj en su mano derecha, marcaba las 3.47 am. Sonrió y pudo recordar aquella mirada que lo había hecho cautivo y que ahora, extrañamente lo hacía imaginar cientos de mariposas amarillas revoloteando por un campo. 


San Carlos, 11 de septiembre de 2014.


viernes, 11 de julio de 2014

LA INUTILIDAD DE LA GUERRA

Es doloroso ver cómo el mundo se destruye a sí mismo, ver la cantidad de muertes de niños y de personas inocentes alrededor del planeta a causa de diversas guerras, de violencia, de hambre. Es doloroso que haya "seres humanos" que lucren con el sufrimiento de otros seres humanos; le doy vueltas una y mil veces a la situación de Gaza y de Israel y me duele, de verdad me duele. Me siento impotente ante esto y analizo de muchas maneras distintas en qué puedo ayudar desde mi posición como educador, como padre, como hombre, como esposo, como cristiano. Es mi deber fundamental seguir orando por la paz en el mundo, así como es mi deber, seguir educando para que los valores universales, el amor al prójimo y la sensibilización de los corazones de piedra se haga cada vez más fuerte y con más sentido que nunca.

Es doloroso ver, desde una perspectiva filosófica cómo se ha dejado de lado el verdadero sentido de la existencia para canjearlo por un absurdo y abominable deseo de poder (como si esto fuera indispensable en la vida cuando ni siquiera es necesario). La inutilidad de la guerra, mismo título del italiano Igino Giordani, es la esencia de lo que siento y veo en estos días; una sociedad fría, que mata así nomás, sin medir las consecuencias de la violencia execrable que deja cada vez a niños huérfanos y a madres sin sus hijos; duele ver imágenes de pequeños tirados en las calles, destrozados por misiles y bombas, duele ver cientos de hogares convertidos en escombros y duele saber que hay personas, hermanos míos y tuyos, que esta noche no tienen donde dormir, ni qué comer, y quizá, no tienen ni el valor para conciliar el sueño debido al miedo de morir en el intento.

La guerra es inútil, no sirve para nada, no ayuda a mejorar ni a hacer de los pueblos algo mejor; la guerra, es inútil, no educa personas para que sean mejores, no enseña a contemplar los amanecer ni a acariciar las flores, no enseña que se puede más con una sonrisa que lanzando una piedra, la guerra ensucia el alma y afea la tierra, por eso no entiendo por qué las personas pelean, se matan, se dañan sin siquiera conocerse. ¿Quién pintó el cielo así? le preguntó una dulce niña a su madre; puedo imaginar el rostro sonriente de ella al responderle con franqueza a su pequeña que ha sido Dios el autor de tan magna belleza.

Puede más un abrazo que la guerra, puede más una mirada distante pero sincera que una ofensa malsana que a lo lejos fermenta un odio que calcina y que oxida. Puede más un minuto de silencio en la casa que ora antes del almuerzo que un zumbido ensordecedor de misiles de guerra que destruyen ilusiones, que cercenan castillos que van más allá que la arena; puede más la caricia de un niño de pecho que la bofetada que sabe a venganza y que pronto provoca ese frío que la soledad mal vivida provoca, esa soledad que nace producto de la envidia, del egoísmo, de todo aquello que nos separa de la luz cálida de un sol al atardecer o de la brisa fresca que siente en la montaña.

Estoy harto de la guerra, porque no hay ninguna explicación lógica que la justifique, el ser humano debería dedicarse a ser feliz de una vez por todas y así dejarse de tanta pendejada, de andar ahí como itinerante vagabundo complicando la existencia propia y las ajenas, estoy harto de que haya lágrimas donde deberían desbordarse las sonrisas, debería haber más escuelas que cárceles, más parques que armas de guerra, más balones, legos y muñecas que misiles y que aviones de guerra, debería haber más niños corriendo libres bajo el sol de la mano con sus padres y menos soldados lejos de sus familias matando por un sueldo a sus propios hermanos.

La guerra es la respuesta de los débiles y de los que tienen miedo de ser lo que verdaderamente son, seres humanos, que en su naturaleza pura son una raza buena, solo hay que quitar ataduras, distingo de credos, de color de piel y eliminar las fronteras, somos hijos de un mismo Dios y nuestra casa es la Tierra, somos hermanos, somos hombres, somos la esperanza de quien hoy llora y se lamenta, somos nosotros los hombres, como dijo Jorge Debravo; somos el silencio en el ruido y la sonrisa en el llanto,  somos todos iguales porque somos hermanos.












domingo, 29 de junio de 2014

LA CARRETA DE TROYA

Hoy mi corazón ha sido llevado directo al Olimpo, en un viaje que tardó poco más de ciento veinte minutos. Sentí cómo mi estómago se estremecía tras cada vuelo espectacular de Keylor Navas, evitando que alguno de esos dioses griegos hicieran con nosotros lo que con tanta maestría relató Homero, en la Ilíada,  a los troyanos, solo que esta vez, los guerreros fueron otros, y los héroes corrieron en un campo de fútbol, pero a este, ingresaron en la Carreta de Troya, y dentro cargaban con el coraje, orgullo y pasión de todo un país que hoy les agradece por llenarnos la vida de felicidad, por hacer que los males sociales, económicos y políticos que se desarrollan en la madre patria, sean dejado de lado durante unos momentos y nosotros, los ticos, esa gente de este país chiquitico, que desayuna gallo pinto con huevo y toma café casi todo el día, nosotros los ticos, esos del PURA VIDA, del TUANIS y del MAE, podamos experimentar en carne propia lo que por años han vivido casi de manera exclusiva los habitantes de los países poderosos e históricos del fútbol, pero ahora, luego de llegar como la cenicienta del mundial, podemos decir que enfrentamos y vencimos gigantes y dioses y que con humildad y mucho trabajo y sacrificio, nuestra selección de fútbol le pondrá más ganas que nunca para seguir haciendo realidad los sueños de este país chiquitico y corrongo, que no debe envidiar a nadie en el orbe, porque hoy, a Dios gracias, podemos decir que somos el país más feliz del mundo, hoy seguimos escribiendo historia y cada uno, a su manera le ha hecho saber al mundo el verdadero orgullo que significa ser ticos, hoy, hemos vengado a los caídos en la guerra de Troya, hoy sé que Eneas sonríe porque hemos vencido a los dioses que tanto mal hicieron a su pueblo, hoy hablo de fútbol, de esperanza, de sueños, de felicidad, hoy, con la roja bien puesta y con el recuerdo de las lágrimas de felicidad que la tapada de Navas y el golazo de Umaña nos dieron, quiero decir que el camino sigue, que el límite de los sueños está dónde cada uno crea que es capaz de llegar. Hoy una carreta con guerreros ha dado la victoria a una nación entera. Gracias Sele, que Dios bendiga a Costa Rica.


domingo, 25 de mayo de 2014

MI FILOSOFÍA CONSISTE...

Mi filosofía consiste en saber escuchar el canto de las flores
en saber sentir las caricias del viento
en saber que el silencio habla
cuando menos lo espero
y en saber que las páginas de los libros son baúles de sueños

Mi filosofía consiste en hacer de los versos el pilar de mis pasos y en buscar los anhelos que otros dejaron
ya por olvido o descuido o porque su niño interior creció y en un barco haya zarpado

Mi filosofía consiste en montar mi bicicleta y hacerlo despacio con el viento golpeándome el rostro cansado de aquellos que han creído que errar no es de humanos

Mi filosofía consiste en escribirle historias a los papeles en blanco susurrarle al oído los hechos de mundos cercanos cargados de sueños de luces de colores y de flores sin llanto de amores en tonos sepia y con nieblas de Praga y leyendo un libro y un café y un abrazo.  




viernes, 23 de mayo de 2014

SOY EDUCADOR...

Ya me cansé de que me llamen vago, de tener que estar dando explicaciones a tantas y tantas personas que creen que estamos en huelga por perder el tiempo y no ir al trabajo, ya me cansé de que me hagan malas caras y de pasar estresado 24 horas al día por no ver la luz pronto en medio de tanto problema que se da en el Ministerio de educación; ya me cansé de que me amenacen, de que los medios de comunicación digan noticias a medias, de que se burlen de los educadores que luchamos en las calles por aquello que legítamente nos corresponde, ya me cansé de ver cómo hay docentes con hambre y han tenido que mendigar para poder llevar alimento a sus hogares, ya me cansé de que la sociedad nos vea como bichos raros, como peleones, como mercenarios, como ladrones, como delincuentes vagabundos, ya me cansé de que las personas se quejen porque llegaron tarde al trabajo o a la universidad porque nosotros estábamos haciendo escuchar nuestra voz en las calles ya que la televisión y los periódicos solo dicen una versión de los hechos y lo hacen de manera incompleta, manipulada y terjiversada, ya me cansé de estar discutiendo en redes sociales con personas que se dejan manipular por información errónea donde nos ponen como si fuésemos unas bestias apocalípticas que han tomado las calles para chupar sangre y comer chiquitos, me cansé de que me llamen al patriotismo cuando lo que hago es vivir en este día a día lo que canto en el himno nacional: "cuando alguno pretenda tu gloria manchar, verás a tu pueblo valiente y viril"; me cansé de que las autoridades gubernamentales digan que han solucionado el problema cuando en realidad solo han dado pequeños pasos para paliar tan grave cáncer que está carcomiendo las bases de la educación costarricense, me cansé de no ser comprendido, de tener que gritar para hacer que mi voz se escuche más allá de las paredes de mi casa, me cansé de que digan que he perdido el tiempo valioso de mis estudiantes cuando lo que estoy haciendo es enseñarlos a luchar por sus derechos y por su dignidad, me cansé de que se ponga en tela de duda mi vocación, mi amor por la enseñanza, mi profesionalismo y la calidad de mi trabajo, me cansé de ser una marioneta en manos de algunos políticos que a pesar de haberse ido han dejado su veneno en las entrañas de este país que amo con todas mis fuerzas, me cansé de  declaraciones fueras de tono, equívocas, alucinadas e irreverentes de muchos que han olvidado que la educación es el pilar de la sociedad en todo el mundo, me cansé de estresarme y de tener migrañas por pensar en mil maneras para que la educación costarricense sea mejor cada día aunque no parezca importarle a tantas y tantas personas; pero, a pesar de todo, sigo en pie, firme, aunque mis piernas tiemblen, aunque mi corazón flaquee, aunque el mundo entero se me caiga encima, y sigo firme porque amo lo que hago, porque quiero una Costa Rica mejor para nuestros hijos, para nuestros estudiantes, para nuestras familias, quiero que de verdad la educación costarricense sea integral y de calidad en todas las áreas y etapas. Quiero y deseo desde lo más profundo de mi alma que el problema se solucione, quiero volver feliz al aula, con la frente en alto y hacer que mejor hago: educar y formar personas. Soy educador, mi arma es mi palabra y mi motor son mis sueños. ¡Vivan siempre el trabajo y la paz".

Profesor Alonzo Álvarez Vega
Doctor en educación

jueves, 22 de mayo de 2014

SOY EDUCADOR...

Ya me cansé de que me llamen vago, de tener que estar dando explicaciones a tantas y tantas personas que creen que estamos en huelga por perder el tiempo y no ir al trabajo, ya me cansé de que me hagan malas caras y de pasar estresado 24 horas al día por no ver la luz pronto en medio de tanto problema que se da en el Ministerio de educación; ya me cansé de que me amenacen, de que los medios de comunicación digan noticias a medias, de que se burlen de los educadores que luchamos en las calles por aquello que legítamente nos corresponde, ya me cansé de ver cómo hay docentes con hambre y han tenido que mendigar para poder llevar alimento a sus hogares, ya me cansé de que la sociedad nos vea como bichos raros, como peleones, como mercenarios, como ladrones, como delincuentes vagabundos, ya me cansé de que las personas se quejen porque llegaron tarde al trabajo o a la universidad porque nosotros estábamos haciendo escuchar nuestra voz en las calles ya que la televisión y los periódicos solo dicen una versión de los hechos y lo hacen de manera incompleta, manipulada y terjiversada, ya me cansé de estar discutiendo en redes sociales con personas que se dejan manipular por información errónea donde nos ponen como si fuésemos unas bestias apocalípticas que han tomado las calles para chupar sangre y comer chiquitos, me cansé de que me llamen al patriotismo cuando lo que hago es vivir en este día a día lo que canto en el himno nacional: "cuando alguno pretenda tu gloria manchar, verás a tu pueblo valiente y viril"; me cansé de que las autoridades gubernamentales digan que han solucionado el problema cuando en realidad solo han dado pequeños pasos para paliar tan grave cáncer que está carcomiendo las bases de la educación costarricense, me cansé de no ser comprendido, de tener que gritar para hacer que mi voz se escuche más allá de las paredes de mi casa, me cansé de que digan que he perdido el tiempo valioso de mis estudiantes cuando lo que estoy haciendo es enseñarlos a luchar por sus derechos y por su dignidad, me cansé de que se ponga en tela de duda mi vocación, mi amor por la enseñanza, mi profesionalismo y la calidad de mi trabajo, me cansé de ser una marioneta en manos de algunos políticos que a pesar de haberse ido han dejado su veneno en las entrañas de este país que amo con todas mis fuerzas, me cansé de  declaraciones fueras de tono, equívocas, alucinadas e irreverentes de muchos que han olvidado que la educación es el pilar de la sociedad en todo el mundo, me cansé de estresarme y de tener migrañas por pensar en mil maneras para que la educación costarricense sea mejor cada día aunque no parezca importarle a tantas y tantas personas; pero, a pesar de todo, sigo en pie, firme, aunque mis piernas tiemblen, aunque mi corazón flaquee, aunque el mundo entero se me caiga encima, y sigo firme porque amo lo que hago, porque quiero una Costa Rica mejor para nuestros hijos, para nuestros estudiantes, para nuestras familias, quiero que de verdad la educación costarricense sea integral y de calidad en todas las áreas y etapas. Quiero y deseo desde lo más profundo de mi alma que el problema se solucione, quiero que se me respete, quiero que la dignidad de mi vocación sea recordada por siempre, quiero que realmente se valore el proceso digno de enseñanza aprendizaje, quiero volver feliz al aula, con la frente en alto y hacer que mejor hago: educar y formar personas. Mi nombre es Alonzo, Soy educador, mi arma es mi palabra, mi motor son mis sueños y ustedes, hermanos docentes, son mi fuerza. Seguimos en la lucha.  ¡Vivan siempre el trabajo y la paz".

Profesor Alonzo Álvarez Vega
Doctor en educación

viernes, 21 de febrero de 2014

QUIERO SER EN DIOS

Solo te quiero a ti, Dios mío. Mis días se vuelven eternos, cansados, tristes, agobiados, cuando no te permito estar conmigo. 

No soy yo, es lo que soy sin ti, lo que me afecta la vida. No quiero nada de este mundo, quiero ser capaz de renunciar a todo y poder seguirte, poder ir a tu encuentro, buscarte en el silencio, mirarte a los ojos y saber que necesito de ti, de tu amor, de tu palabra, de tu ser... 

Necesito sentir que estás conmigo, necesito un tiempo a solas, lejos de todo, lejos de las distracciones del mundo, tan solo para escucharte y poder   saber qué decisión tomar, qué camino seguir para cumplir así tu santa voluntad. 

Señor mío, necesito despertar en la mañana y sentir un ardor en mi pecho ansioso de estar contigo, de buscarte en la oración, de sentarme en medio de la oscuridad de mi habitación, respirar profundo y tener la certeza de que estás ahí, junto a mí. Quedarme así un rato y luego encender la luz, recorrer los salmos contigo y alabarte, llenarme de tu palabra en el inicio del día y entregarme a la jornada con la única convicción de que mis actos te enaltezcan y me conduzcan a la santidad a la que me llamas.

Necesito, Señor mío, la fortaleza para enmendar mi vida, ser el mejor esposo, el mejor padre; ser luz en el camino de los que se encuentren conmigo, ser amigo, compañero, hermano, ser fiel a tu mandato, ser constante en el tiempo de oración, ser fuerte y humilde en las pruebas y tener la virtud de saber llevar una vida recta para poder asemejarme a ti. 

Solo necesito de ti, Señor. 

"No es lo que pueda ser yo, es lo que tú puedes hacer en mí"