Enero es, sin duda alguna, el mes de los sueños. ¿Por qué lo digo? Cada principio de año, la mayoría de las personas tiene un deseo "natural" de querer hacer de su vida una mejor, sea cual sea el aspecto que se quiera mejorar, corregir o reinventar.
Hay quienes hacen de esto todo un
protocolo de año nuevo, con música de fondo o con un delicioso silencio, con el ánimo pueril de escribir palabras maravillosas en la primera página de esa agenda que provoca cosquillas con su delicioso olor a papel nuevo, o quizá, ese momento de inspiración en el teléfono móvil, en el iPad o en el elefante gris con fondo verde que tan fiel amigo de muchos se ha hecho desde hace ya algún tiempo (Evernote, por si las dudas)... Y lo mejor de todo, es que ese majestuoso momento se hace, en la mayoría de las veces, con el ánimo al tope, creyendo que realmente se puede y se quiere lograr todo aquello que se escribe y que se propone.
El problema principal de este asunto no es soñar sino olvidar que los sueños, al igual que las personas no nacen sabiendo caminar, ni mucho menos sabiendo volar tan alto como algunas aves, muchos tienen el defecto de amputar los pies de sus propios sueños, de sus metas, de sus anhelos de ser mejores cada día. Lo principal, para poder ser consecuentes con esos propósitos del mes de los sueños, es tener disciplina, y si no se tiene, poner manos a la obra para poder adquirirla y con ella, poco a poco (porque no se puede esperar que los sueños se cumplan en un santiamén) ir edificando aquello por lo cual nos hemos esforzado.
La disciplina, requiere de una dosis muy alta de perseverancia, de coherencia, de ánimo, de fortaleza, de sacrificio, de esfuerzo, de perfección y desde luego, de amor propio. Se debe tener la constancia de hacer de los pasos para alcanzar los sueños un hábito, desde el simple hecho de determinar, por ejemplo, la hora en que ha de levantarse al día siguiente y a qué.
Me atrevo a dar algunas pautas que podrían ser útiles para hacer más sencillo el camino hacia el cumplimiento de esos propósitos de año nuevo.
1- Al plasmar sus propósitos sea realista: no pretenda cumplir a la primera algo que usted sepa que es totalmente imposible para usted sin un proceso paulatino: por ejemplo, si usted no hace absolutamente nada de ejercicio, no puede pretender correr 20 km diarios en los primeros días... para ello deberá entrenar poco a poco.
2- Organice muy bien su agenda: Desde la hora de levantarse, y la hora de irse a la cama, hasta la manera en que piensa aprovechar sus ratos libres de manera tal que no se vea como tiempo perdido. La organización deberá hacerse, en la medida de lo posible, semanalmente con el fin de poder visualizar la distribución del tiempo en un plazo más prolongado y no esperar el último instante para hacerlo.
3- Respete lo que organizó en su agenda: Haga lo que tiene que hacer cuando tiene que hacerlo.
4- Lea todos los días: La lectura es un hábito indispensable en la vida de aquellos que quieran alcanzar el éxito y vivir con disciplina. Asimismo, aproveche su tiempo libre para leer no solo ficción sino noticias, un artículo en la web, algún ensayo...
5- Si usted es creyente, disponga en su agenda los tiempos de oración, reflexión, meditación o lectura espiritual; si no lo es, recuerde que su autoconocimiento y crecimiento personal también requieren tiempo de calidad.
6- Si tiene pereza y no quiere hacer lo que dice su agenda, recuerde que el trabajo que no haga en el momento que le corresponda se verá acumulado en el espacio destinado para hacer alguna otra labor, por lo que perjudicará no solo su nivel de estrés sino que podría ver afectada la calidad del producto final de su trabajo.
7- Sea constante cada día. Recuerde que todo sacrificio conlleva una recompensa. Sea fiel a sus propósitos, decídase a lograrlos y cuando lo haya alcanzado, recuerde aquel título del Dr. Jorge Bucay, hay que llegar a la cima y seguir subiendo.
8-Haga de este, el mantra de su vida:
Solo hay una forma de hacer las cosas:
BIEN. Y si no puede a la primera, sea perseverante, en algún momento lo logrará.
9-No permita que las redes sociales invadan su vida durante las 24 horas: organice el uso de estas herramientas en un momento específico del día y no cuando simplemente le den ganas de hacerlo.
En sus manos está convertir esos sueños en realidad y no dejarlos como simples cuentos chinos.