viernes, 21 de febrero de 2014

QUIERO SER EN DIOS

Solo te quiero a ti, Dios mío. Mis días se vuelven eternos, cansados, tristes, agobiados, cuando no te permito estar conmigo. 

No soy yo, es lo que soy sin ti, lo que me afecta la vida. No quiero nada de este mundo, quiero ser capaz de renunciar a todo y poder seguirte, poder ir a tu encuentro, buscarte en el silencio, mirarte a los ojos y saber que necesito de ti, de tu amor, de tu palabra, de tu ser... 

Necesito sentir que estás conmigo, necesito un tiempo a solas, lejos de todo, lejos de las distracciones del mundo, tan solo para escucharte y poder   saber qué decisión tomar, qué camino seguir para cumplir así tu santa voluntad. 

Señor mío, necesito despertar en la mañana y sentir un ardor en mi pecho ansioso de estar contigo, de buscarte en la oración, de sentarme en medio de la oscuridad de mi habitación, respirar profundo y tener la certeza de que estás ahí, junto a mí. Quedarme así un rato y luego encender la luz, recorrer los salmos contigo y alabarte, llenarme de tu palabra en el inicio del día y entregarme a la jornada con la única convicción de que mis actos te enaltezcan y me conduzcan a la santidad a la que me llamas.

Necesito, Señor mío, la fortaleza para enmendar mi vida, ser el mejor esposo, el mejor padre; ser luz en el camino de los que se encuentren conmigo, ser amigo, compañero, hermano, ser fiel a tu mandato, ser constante en el tiempo de oración, ser fuerte y humilde en las pruebas y tener la virtud de saber llevar una vida recta para poder asemejarme a ti. 

Solo necesito de ti, Señor. 

"No es lo que pueda ser yo, es lo que tú puedes hacer en mí"


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