lunes, 28 de diciembre de 2015

Maldita soledad

Es difícil ser yo, inmerso en un mundo que parece no ser comprendido por nadie. Los días de fiesta no son festivos para mí porque aunque haya ruido externo, en mi corazón la soledad se apodera de mis entrañas. Los días son difíciles y mi soledad me acompaña, las paredes de mi habitación se han vuelto mi cautiverio y el silencio las notas de la única conversación que llega a mis oídos. Estoy solo, envidio a quienes tienen amigos, envidio a quienes les escriben mensajes de texto o los llaman por teléfono... A veces solo quiero llorar o salir corriendo pero a nadie le importa, mis lágrimas se deslizan lentamente por mi rostro como queriendo suicidarse contra el suelo y a nadie le importa; parece ser que mi ausencia no perturba a quienes me rodean, las paredes de mi cautiverio no me miran, no me hablan, no me dicen nada: estoy solo y rodeado de libros, de vez en cuando leo algunas páginas para intentar solapar este silencio absurdo que me grita y me echo en cara que no tengo amigos, que estoy destinado a una burda soledad que me corroe por dentro y me demacra externamente. No quiero estar solo, extraño la calidez de un abrazo inesperado, la dulzura de un beso en mis mejillas, la suavidad de una mano tomando la mía; el calor de la presencia de amor en mi vida. Lloro y a nadie le importa, odio la sensación de estar lejos, de sentirme así, abandonado, pensativo, con el teléfono en la mano como si alguien fuera a escribirme y decirme: te extraño, estoy pensando en vos, pero no... Mi compañía son mis lagrimas y estas paredes y el tiempo que marca mi reloj es interminable, eterno, y el dolor que de ahí mana me hiere y no sé cómo sanarlo... Es difícil ser yo, extraño los días en que la sonrisa iluminaba mi rostro desde el amanecer hasta la noche, extraño sentirme extrañado, extraño importarle a alguien, extraño momentos felices del día que poco a poco se extinguen de mi existencia, extraño la voz, cualquiera pero extraño la voz que no sea la mía. Estoy triste, solo y desde cautiverio desearía despedirme pero aún no es mi tiempo y al parecer a nadie le importa... 

jueves, 8 de enero de 2015

DE LOS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO Y OTROS CUENTOS CHINOS...

Enero es, sin duda alguna, el mes de los sueños. ¿Por qué lo digo? Cada principio de año, la mayoría de las personas tiene un deseo "natural" de querer hacer de su vida una mejor, sea cual sea el aspecto que se quiera mejorar, corregir o reinventar.

Hay quienes hacen de esto todo un protocolo de año nuevo, con música de fondo o con un delicioso silencio, con el ánimo pueril de escribir palabras maravillosas en la primera página de esa agenda que provoca cosquillas con su delicioso olor a papel nuevo, o quizá, ese momento de inspiración en el teléfono móvil, en el iPad o en el elefante gris con fondo verde que  tan fiel amigo de muchos se ha hecho desde hace ya algún tiempo (Evernote, por si las dudas)... Y lo mejor de todo, es que ese majestuoso momento se hace, en la mayoría de las veces, con el ánimo al tope, creyendo que realmente se puede y se quiere lograr todo aquello que se escribe y que se propone.

El problema principal de este asunto no es soñar sino olvidar que los sueños, al igual que las personas no nacen sabiendo caminar, ni mucho menos sabiendo volar tan alto como algunas aves, muchos tienen el defecto de amputar los pies de sus propios sueños, de sus metas, de sus anhelos de ser mejores cada día. Lo principal, para poder ser consecuentes con esos propósitos del mes de los sueños, es tener disciplina, y si no se tiene, poner manos a la obra para poder adquirirla y con ella, poco a poco (porque no se puede esperar que los sueños se cumplan en un santiamén) ir edificando aquello por lo cual nos hemos esforzado.

La disciplina, requiere de una dosis muy alta de perseverancia, de coherencia, de ánimo, de fortaleza, de sacrificio, de esfuerzo, de perfección y desde luego, de amor propio. Se debe tener la constancia de  hacer de los pasos para alcanzar los sueños un hábito, desde el simple hecho de determinar, por ejemplo, la hora en que ha de levantarse al día siguiente y a qué.

Me atrevo a dar algunas pautas que podrían ser útiles para hacer más sencillo el camino hacia el cumplimiento de esos propósitos de año nuevo.

1- Al plasmar sus propósitos sea realista: no pretenda cumplir a la primera algo que usted sepa que es totalmente imposible para usted sin un proceso paulatino: por ejemplo, si usted no hace absolutamente nada de ejercicio, no puede pretender correr 20 km diarios en los primeros días... para ello deberá entrenar poco a poco.

2- Organice muy bien su agenda: Desde la hora de levantarse, y la hora de irse a la cama, hasta la manera en que piensa aprovechar sus ratos libres de manera tal que no se vea como tiempo perdido. La organización deberá hacerse, en la medida de lo posible, semanalmente con el fin de poder visualizar la distribución del tiempo en un plazo más prolongado y no esperar el último instante para hacerlo.

3- Respete lo que organizó en su agenda: Haga lo que tiene que hacer cuando tiene que hacerlo.

4- Lea todos los días: La lectura es un hábito indispensable en la vida de aquellos que quieran alcanzar el éxito y vivir con disciplina. Asimismo, aproveche su tiempo libre para leer no solo ficción sino noticias, un artículo en la web, algún ensayo...

5- Si usted es creyente, disponga en su agenda los tiempos de oración, reflexión, meditación o lectura espiritual; si no lo es, recuerde que su autoconocimiento y crecimiento personal también requieren tiempo de calidad.

6- Si tiene pereza y no quiere hacer lo que dice su agenda, recuerde que el trabajo que no haga en el momento que le corresponda se verá acumulado en el espacio destinado para hacer alguna otra labor, por lo que perjudicará no solo su nivel de estrés sino que podría ver afectada la calidad del producto final de su trabajo.

7- Sea constante cada día. Recuerde que todo sacrificio conlleva una recompensa. Sea fiel a sus propósitos, decídase a lograrlos y cuando lo haya alcanzado, recuerde aquel título del Dr. Jorge Bucay, hay que llegar a la cima y seguir subiendo.

8-Haga de este, el mantra de su vida: Solo hay una forma de hacer las cosas: BIEN. Y si no puede a la primera, sea perseverante, en algún momento lo logrará.

9-No permita que las redes sociales invadan su vida durante las 24 horas: organice el uso de estas herramientas en un momento específico del día y no cuando simplemente le den ganas de hacerlo.

En sus manos está convertir esos sueños en realidad y no dejarlos como simples cuentos chinos.