No soy yo, es lo que soy sin ti, lo que me afecta la vida. No quiero nada de este mundo, quiero ser capaz de renunciar a todo y poder seguirte, poder ir a tu encuentro, buscarte en el silencio, mirarte a los ojos y saber que necesito de ti, de tu amor, de tu palabra, de tu ser...
Necesito sentir que estás conmigo, necesito un tiempo a solas, lejos de todo, lejos de las distracciones del mundo, tan solo para escucharte y poder saber qué decisión tomar, qué camino seguir para cumplir así tu santa voluntad.
Señor mío, necesito despertar en la mañana y sentir un ardor en mi pecho ansioso de estar contigo, de buscarte en la oración, de sentarme en medio de la oscuridad de mi habitación, respirar profundo y tener la certeza de que estás ahí, junto a mí. Quedarme así un rato y luego encender la luz, recorrer los salmos contigo y alabarte, llenarme de tu palabra en el inicio del día y entregarme a la jornada con la única convicción de que mis actos te enaltezcan y me conduzcan a la santidad a la que me llamas.
Necesito, Señor mío, la fortaleza para enmendar mi vida, ser el mejor esposo, el mejor padre; ser luz en el camino de los que se encuentren conmigo, ser amigo, compañero, hermano, ser fiel a tu mandato, ser constante en el tiempo de oración, ser fuerte y humilde en las pruebas y tener la virtud de saber llevar una vida recta para poder asemejarme a ti.
Solo necesito de ti, Señor.
"No es lo que pueda ser yo, es lo que tú puedes hacer en mí"